Este espacio nace de una aspiración personal, las líneas aquí expresadas no están dedicadas a la arrogancia, ni a la presunción, aún menos a la vanidad. Algunos hombres, quizá los más, han padecido en algún momento de sí mismos, por su mente ha cruzado la abominable idea de trascender.
Las líneas que desfilarán por esta plataforma surgen de la curiosidad de trascender los límites personales, de alcanzar el siguiente estadio, probablemente uno más vasto. En la eterna creencia de que los hombres, cargando en cada momento la excepcionalidad del universo a nuestras espaldas; nos arrojamos, nos exigimos, nos odiamos, nos destruimos, nos redimimos, trascendemos y somos.
Pensar y opinar, labores llenas de tradición; pensar para opinar, opinar para pensar, el binomio nos exige algo dignificante, la continuación de una tarea ancestral.
Que en el intento de ser nosotros mismos se agoten nuestras fuerzas es válido, no intentarlo: imperdonable.
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