Resulta que al hombre que mejor entendió las máquinas cuando todo eran guitarras, al gran profeta de la revolución digital, lo que más le gusta es cantar en una coral. A capela. Cuando ya había diseñado a los Roxy Music más sintéticos y se había largado a Nueva York para sentar las bases de unos renovados Talking Heads, después de trabajar con Bowie o John Cale, disfrutaba escapándose a Brooklyn a cantar en un coro de gospel donde era el único blanco.